martes, 10 de junio de 2014

El amor es más fuerte que cualquier otra droga

El amor es más fuerte que cualquier otra droga. Te pega, te deja lento y te pone contento, como muchas. Pero es más intenso. “Yo me drogo con una jeringa”, dirá un adicto a la heroína. Yo me drogo con un polvo, dirá un cocainómano. “Yo me drogo con otra persona”, debería decir un enamorado. Porque ese efecto dura más tiempo que el de cualquier droga conocida. Es permanente, hasta que sin esperarlo, desaparece. Y lo hace con muchos efectos secundarios: el despecho, la desilusión, los celos, la angustia, la tortura producida por los recuerdos, y finalmente el olvido, que es el lugar donde descartamos los restos de esta extraña y vil droga. Si el amor es legal y todos lo perseguimos buscando el placer de tenerlo, ¿por qué nos empecinamos en prohibir las demás, si nos llevan a un lugar parecido?

sábado, 12 de abril de 2014

No dejen de conocer a este hombre: Roberto Martínez

domingo, 9 de febrero de 2014

Expectativas cumplidas


Asado. Ansiedad. Volvió el fútbol.

Argentinos, en puestos de descenso. Se debía ganar.

Regreso de dos ídolos al club. Recibimiento con papelitos, carteles y “Bienvenidos Piscu y Bichi”.

Aplausos eternos y reconocimiento de todo el estadio para los bomberos héroes.

Emoción generalizada.

Partido fundamental entre equipos que se acompañaban en el último lugar de la tabla de promedios.

Una buena jugada del equipo local. Otra. Y otra.

La hinchada ve al equipo bien y está eufórica.

Olor a épica. Las nubes cubren ya todo el cielo.

Lluvia, lluvia y más lluvia.

Un comentario en la tribuna sobre el gol de Palermo contra Perú bajo la tormenta.

El remate desde lejos de la nueva y conocida figura, los 110 km/h de velocidad, y el estallido de la popular de Boyacá.

El diluvio más fuerte de la historia, hiper recontra chequeado.

La ropa roja empapada, y la fiesta absoluta.

El segundo gol, el descuento del rival, la espera interminable, interminable de verdad. No terminaba más, nunca jamás.

La ovación a los jugadores, y la sensación de hambre saciado.

El bicho ganó 2-1, y los que fuimos a la cancha vivimos todo esto.